miércoles, 13 de junio de 2012

Un arañazo para Ricardo Alarcón?

¿Un arañazo para Ricardo Alarcón?
Publicado el Martes, 12 Junio 2012 11:44
Por Juan Reynaldo Sánchez*

Un nuevo destape de corrupción gubernamental en Cuba toca a las puertas
de uno de los jerarcas amparados históricamente por Fidel Castro:
Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y
gurú de las relaciones con Estados Unidos.

Como ya es conocido, desde el pasado marzo fueron detenidos Miguel
Alvarez Sánchez, ex oficial de la inteligencia cubana y mano derecha de
Alarcón, y su esposa, la académica Mercedes Arce, también oficial de
inteligencia.

Exiisten numerosos motivos para suponer que estas acciones van dirigidas
a socavar el poder de Alarcón. En primer lugar, porque Alarcón, de 75
años, es un dirigente a la vieja usanza de Fidel Castro y porque en la
Asamblea Nacional se mueven muchos intereses por detrás del telón como
estados de opinión de los delegados, aprobaciones de resoluciones y
acuerdos que son de interés muy personal de Raúl Castro, y que el
veterano jefe del Parlamento pudiera estar obstaculizando con opiniones
e ideas que no agradan del todo al actual gobernante y general de Ejército.

La lógica totalitaria

En segundo lugar, porque no hay razón -al menos evidente- para vincular
a Miguel Alvarez con el caso de corrupción con que al parecer trata de
inculparse a su compañera sentimental. Mercedes sí tenía la posibilidad
de recibir comisiones y prebendas por sus relaciones con empresarios
mexicanos con inversiones en la isla, no así Alvarez, quien a la sazón
de los acontecimientos se desempeñaba como asesor principal de Alarcón
en la Asamblea Nacional y, por tanto, no tenía acceso directo a recursos
y comisiones.

Y, en última instancia, porque Raúl Castro necesita de un hombre
estrictamente incondicional al frente del Parlamento para poder llevar
adelante sus ideas y propósitos de conducción política, y presentarlos a
su hermano enfermo como aportes y sugerencias de la mayoria de los
diputados, dado que Fidel Castro es muy adicto a tener en cuenta el
estado de opinión a la hora de tomar decisiones en ese órgano de gobierno.

Algunos pudieran pensar que no hay motivaciones de peso para fabricar un
caso y desechar al viejo zorro de Alarcón, una pieza necesaria en la
relación con Washington y en la batalla por el regreso de los cinco
espías. Pero la lógica totalitaria funciona con un sentido de
conciliábulos y círculos de extrema confianza, como las mafias.

Y si echamos un vistazo al mapa de la jerarquía política cubana desde
que Raúl Castro asumió oficialmente el mando en febrero del 2008, es
fácil advertir cómo las figuras -jóvenes y veteranas- asociadas al
Comandante han ido cediendo ante el empuje de los hombres de confianza
del hermano menor: Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Otto Rivero, Eduardo
Bencomo Zurdos, Yadira García e incluso su confiable asistente personal,
José Miyar Barruecos "Chomi" han quedado fuera del juego del poder en
poco menos de tres años, mientras se afianza el patronato de viejos
compañeros de la Sierra, generales y jóvenes militares de probada
eficacia organizativa.

El móvil para una posible destitución de Alarcón pudiera ser Alvarez,
quien está en capacidad de aportar datos sensibles sobre el presidente
del Parlamento, cargo en el que se ha desempeñado por los últimos 19 años.

Lecciones del caso Ochoa-La Guardia

En los interrogatorios seguramente aportará informaciones sobre su jefe,
cuyo expediente personal se engrosará con nuevos datos de interés. De
todas formas, la decisión final la tendrá Raúl Castro si le presenta el
expediente con suficientes evidencias como para poder argumentar el
reemplazo del presidente de la Asamblea Nacional ante su hermano, quien
aun en la senilidad sigue siendo el hacedor final de las grandes
decisiones políticas.

Recordemos que en Cuba la ley se aplica por el interés que tenga el
gobierno en cada caso específico, como sucedió en 1989 con el caso del
ministro del Interior José Abrantes, condenado a 20 años de prisión por
ser jefe inmediato de los hermanos Antonio y Patricio de la Guardia y
demás oficiales enrolados en el tráfico de drogas. Sin embargo, Raúl
Castro, que era por entonces el jefe directo del General Arnaldo Ochoa y
otros altos oficiales de las Fuerzas Armadas envueltos en el mismo
delito, no fue sustituido ni sancionado. Así son las cosas de familia.

Lo que está bien claro es que la detención del matrimonio Alvarez-Arce
va a derivar en información sustancial sobre Alarcón y podría determinar
su futuro político. En julio tendremos la próxima sesión plenaria de la
Asamblea Nacional y será la ocasión oportuna para estudiar cómo andan
realmente las relaciones entre Raúl Castro y Alarcón, sólo deteniéndonos
en los pequeños detalles del lenguaje corporal desde el poder.

De lo que Miguel Alvarez pueda decir -o no decir- dependerá la suerte
del hasta hoy intocable presidente del Parlamento cubano.

*Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y
1994, con grados de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión
en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en
Miami. Tiene en preparación un libro sobre su experiencia en la
seguridad personal del gobernante cubano.

http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/politica/1936-un-aranazo-para-ricardo-alarcon

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