jueves, 21 de junio de 2012

Son tus creencias, estúpido

Son tus creencias, estúpido
[21-06-2012]
Alberto Medina Méndez

(www.miscelaneasdecuba.net).- Mucha gente intenta encontrar una
explicación razonable a todo lo que pasa en materia política. No
terminan de comprender porque existe tanta corrupción, porque la
política se ha convertido en una perversa actividad y no logramos que
nos gobierne el bien, el sentido común y la sensatez.

La gente repite hasta el cansancio, que le gustaría que las cosas sean
de otro modo, que los dirigentes sean honestos y que la política se
convierta en una verdadera herramienta para el cambio.

La sociedad en ese recorrido intelectual pretende lograr esclarecer lo
que sucede y teoriza sobre diferentes posibilidades.

Algunas veces prefiere elegir responsables fuera de sí y en ese juego
despotrica contra los políticos, los describe como una casta de seres
mediocres, repletos de defectos que muestran lo peor de una
comunidad.

Otras veces interpreta que lo que pasa tiene que ver con cuestiones
conspirativas, asumiendo que un grupo que representa a intereses
económicos, sectoriales, políticos, cuando no delictuales, confabula
para obtener un beneficio propio a cambio de perjudicar a todos.

Pero en realidad la explicación está mucho más cerca, está en el espejo,
y lo podemos encontrar cuando nos miramos como comunidad y nos vemos
reflejados como lo que somos realmente.

Las cosas que suceden tienen que ver con lo que pensamos. Estamos como
estamos porque hacemos lo que hacemos. Porque actuamos como cómplices,
contribuyendo de un modo activo con todo lo malo, o a veces de una forma
indolente, claudicando en nuestros valores, para terminar siendo
funcionales con lo incorrecto.

La verdad es que la sociedad ha decidido, como suma de individualidades,
adherir a un sistema de ideas inadecuado, avalar los atropellos y todo
eso se ajusta claramente con lo que sucede a diario.

Los individuos defienden una ideología que genera lo que hoy tenemos
como presente y que no es compatible con la esencia humana. La gente
pide mas estado, controles, intervención pública, y eso pone en manos de
los gobiernos ( y los gobernantes ) mucha arbitrariedad,
discrecionalidad y la consiguiente concentración del poder que se deriva
de esas consignas.

Hemos sido nosotros con nuestras ideas quienes delegamos el poder desde
los ciudadanos hacia la política generando ámbitos de exceso de
atribuciones donde el estado se alimenta de las libertades individuales
que va destruyendo cotidianamente.

Lo hemos hecho por ignorancia, comodidad, resignación o convicciones,
pero en todo caso seguimos sosteniendo esas banderas día a día cuando en
manifestaciones públicas los ciudadanos le pedimos MAS al Estado, mayor
intromisión a los gobiernos, y mano firme a la política, casi reclamando
un liderazgo que emula al del los caudillos.

Aquella delegación de responsabilidades al estado significa que la
política dispone de la administración de "la caja" y por ello cuenta con
múltiples recursos que son detraídos previamente de los individuos,
quitándoles coercitivamente una importante porción del fruto de su
trabajo, ese que obtiene con esfuerzo cada día.

La concentración de poder y el dinero para financiarlo, hacen del
ejercicio de la política una actividad de alta peligrosidad para las
comunidades. Pero no estamos allí de casualidad. Esto ha ocurrido en el
marco de una sociedad que sigue delegando responsabilidades, que
prefiere no asumir, que pretende reclamar a los gobiernos soluciones,
cuando éste ya ha demostrado empíricamente su incapacidad y sus
reiterados fracasos.

Sólo como muestra de ello, cabría decir que vivimos en una sociedad que
exacerba lo patriótico, al punto de hacer una cultura del rechazo a los
extranjeros, provocando una xenofobia visceral esa que sale desde la
entrañas. La política lo toma, lo comprende y lo desarrolla proponiendo
restricciones a lo que no sea propio, con medidas proteccionistas para
que lo foráneo no acceda a lo local y estimulando un espíritu nacional
que alimenta el odio y la discriminación por origen. Una comunidad que
segrega, que diferencia y que termina logrando lo que en teoría no se
ajusta a su declamada visión sobre la igualdad ante la ley entre los
seres humanos.

Otro paradigma es ese por el que nuestras comunidades combaten el éxito,
el crecimiento, rechazan todo lo que sea riqueza y en el lenguaje
cotidiano termina justificando la ayuda al pequeño y su ataque al
grande, al rico, al que ha conseguido triunfar en sus negocios. La
acumulación está mal vista y se la asocia con la avaricia y una lista
innumerable de supuestos pecados.

También se hace a diario una apología de la ayuda al que menos tiene y
se mezclan entonces los conceptos de solidaridad, altruismo,
sensibilidad y humanismo. De ese coctel se deriva que existe un mandato
moral de que los que más tienen deben cederle a los que menos tienen. Es
bajo ese formato que han crecido las ideologías que defienden aquello de
aumentar la presión fiscal para saquear a los que generan riqueza para
darles a los que no.

La profundización de esa visión no es más que lo que hoy conocemos, con
cierto eufemismo, como "políticas sociales" que terminan justificando
que el estado le quite a algunos para otorgarle a otros, de modo
coercitivo, violando la voluntad individual e imponiendo un mecanismo de
aval social electoral que sostiene la actitud de esquilmar, lo que
termina generando la división de la sociedad entre los que producen y
los parásitos.

La lista que describe nuestras creencias es extensa, y lo anterior sirve
solo como ejemplo de cómo nuestras convicciones afectan concretamente a
la política y al mundo real. La corrupción, el afán de poder, la
perversidad política y la discrecionalidad como regla de juego, son solo
algunos de los más evidentes subproductos de nuestro sistema de ideas,
esas que recitamos a diario como sociedad.

Estamos como estamos porque pensamos lo que pensamos. No nos engañemos
mas, no sigamos buscando explicaciones retorcidas e insólitas.
Parafraseando aquella consigna de la política contemporánea, la próxima
vez que se nos dé por analizar lo que nos pasa, pensemos que "son tus
creencias, estúpido".

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36292

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