viernes, 22 de junio de 2012

Ron, patriotas y revolución: la historia de Cuba a través de la saga Bacardí

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Ron, patriotas y revolución: la historia de Cuba a través de la saga Bacardí
21/06/2012 14:37 | lainformacion.com

El ron corre por las venas de esta dinastía empresarial, patriotas de la
independencia, mecenas de la revolución y pesadilla del castrismo: los
Bacardí han encontrado en el escritor Tom Gjelten al mejor narrador de
su saga familiar, sin la cual es difícil entender la propia historia
moderna de Cuba.
Juan Antonio Sanz

Madrid, 21 jun.- El ron corre por las venas de esta dinastía
empresarial, patriotas de la independencia, mecenas de la revolución y
pesadilla del castrismo: los Bacardí han encontrado en el escritor Tom
Gjelten al mejor narrador de su saga familiar, sin la cual es difícil
entender la propia historia moderna de Cuba.

"Los Bacardí han desempeñado un papel clave en la mayor parte de los
acontecimientos ocurridos en Cuba desde mediados del siglo XIX. Fueron
patriotas en la lucha por la independencia de España, contra la
ocupación estadounidense y apoyaron con sus fondos la revolución de
Fidel Castro", explica Gjelten en una entrevista con Efe.

Este veterano corresponsal estadounidense es el autor de "Bacardí y la
larga lucha por Cuba" (editorial Principal de los Libros), cuya
intención, según el propio escritor, es ofrecer un prisma alternativo de
la Cuba contemporánea.

El libro de Gjelten aporta una visión diferente de la que ofrecen las
numerosas obras aparecidas en los últimos años sobre el (Ernesto) Che
Guevara o los hermanos Castro, que, según apunta, llevan a pensar que
toda la historia de ese país se reduce a la revolución castrista.

"La lucha por Cuba no empezó con Fidel; comenzó -dice- hace 150 años,
con el combate por la independencia de España y después por la soberanía
ante la ocupación de Estados Unidos. Más tarde se peleó por la
democracia y la modernidad bajo los gobiernos corruptos de (Gerardo)
Machado y (Fulgencio) Batista, y después otra vez por la libertad
durante la dictadura de Castro".

Y allí, explica, "siempre estaban los Bacardí", finalmente expulsados en
1960 de la isla y expropiados por un Fidel Castro muy influido por el
sovietizado Che, quien, por cierto, intentó hacerse, infructuosamente,
con la fórmula secreta del mágico ron presionando a uno de los empleados
de la destilería que quedaron en la isla.

"Mi intención era explicar la evolución de una lucha en todas sus fases
y usar la historia de la familia Bacardí como un vehículo", agrega
Gjelten, autor también del libro sobre las guerras balcánicas "Sarajevo
Daily".

Para lograr esa cohesión y obtener toda la información, "tuve que
trabajar con dos de las entidades más difíciles del planeta: el Gobierno
de Cuba y los propios Bacardí. Estos siempre fueron muy reservados, poco
partidarios de hacer comentarios sobre su propia historia", recuerda
Gjelten.

La llave final fue una Bacardí residente en Arlington (Virginia), vecina
suya, a quien logró persuadir sobre sus buenas intenciones con el libro.

"A pesar de todo, la investigación fue muy difícil, debido al secretismo
en torno a sus archivos y el trabajo se alargó una década", asevera Gjelten.

Al Gobierno cubano le hizo creer que estaba escribiendo sobre la
historia del ron en Cuba, por lo que en ocasiones fue más fácil tratar
con la nomenclatura castrista que con los descendientes de aquel primer
Bacardí, don Facundo, el español de Sitges que adquirió, en 1862, la
pequeña destilería de Santiago sobre la cual la familia edificó su
imperio etílico.

Don Facundo ideó una versión más suave del rudo ron que tomaban
marineros, trabajadores y contrabandistas, y acabó convirtiéndose en la
bebida espirituosa favorita de los habitantes de la isla y de medio mundo.

El símbolo de Bacardí, el murciélago oscuro sobre fondo rojo, no
responde a unos supuestos gustos esotéricos de los primeros Bacardi
cubanos, sino a la colonia de esos quirópteros que habitaban en las
vigas de la susodicha destilería original en Santiago de Cuba.

No porque no les faltaran conocimientos místicos: Emilio, el hijo del
fundador, además de prócer de la lucha por la independencia de los
españoles, fue teósofo y librepensador, abolicionista (de la
esclavitud), autor de la historia de Santiago de Cuba en diez tomos y
arqueólogo aficionado que incluso hizo importar una momia de Egipto.

Gjelten recuerda que el apellido Bacardí, a pesar del anticastrismo
militante mostrado por la familia desde EEUU en las últimas décadas,
sigue siendo respetado en el oriente de Cuba, en concreto en Santiago,
aunque tal veneración se refiere, señala, "a los buenos, es decir, a los
anteriores a la proclamación del Estado socialista".

Y eso que Pepin Bosch (otro Bacardí) fue el único empresario que
acompañó a Fidel Castro en su primer viaje a EEUU como jefe de Estado
cubano, lo que no fue obstáculo para que en 1960 nacionalizara su
negocio, algo que nunca le perdonaron sus familiares, como reflejaron en
su apoyo al intento de invasión de Bahía de Cochinos o en algún intento
de matar a Castro.

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