miércoles, 6 de junio de 2012

Músicos expoliados y mendigos

Músicos expoliados y mendigos
Martes, 05 de Junio de 2012 00:56
Escrito por Osmar Laffita

Cuba actualidad, Capdevila, La Habana, (PD) Un asunto que no es
abordado, por sus aristas cortantes, es la crítica situación económica
de muchos músicos. No pocos de ellos están en estos momentos en los
bordes de la desesperación y la mendicidad.

El asunto cobra mayor dramatismo porque instituciones como el
Ministerio de Cultura, el Instituto de la Música, la Sección de Música
de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC) y el Sindicato de
Trabajadores de la Cultura, no le prestan la ayuda que requieren y por
lo general, se desentienden de sus problemas.

En el caso del Instituto de la Música y las empresas musicales, que son
las instancias que los esquilman, chupan la mayor cantidad del dinero
que con su esfuerzo ganan y no se ocupan de atender sus más inmediatos y
perentorios problemas.

musicaliaSe ha hecho un nocivo hábito la desatención por parte del señor
Orlando Vistel Columbié, presidente del Instituto de la Música, y de sus
más cercanos colaboradores.

Cuando un músico solicita ver a Vistel, su secretaria le dice que debe
entregar por escrito lo que desea tratar. Cuando el solicitante va
entregar la carta, es normal que la secretaria no esté en su puesto de
trabajo y que el documento haya que dejarlo en la recepción. Si el
músico que tiene problemas logra conversar por teléfono con la que él
cree es la secretaria de Vistel, le escucha decir que de su solicitud
se tomó nota. Pero sufre una decepción cuando se entera que la que
respondió no fue la secretaria, sino cualquiera que entró en la oficina,
cogió el teléfono y dijo lo que mejor se le ocurrió.

En estos momentos es bastante difícil que el Presidente del Instituto de
la Música atienda un músico, algo que no ocurre con luminarias como José
Luis Cortés "El Tosco", Adalberto Álvarez, Juan Formel, Paulo FG, David
Calzado, X Alfonso. Para ellos, el señor Vistel Columbié dispone de
tiempo suficiente para dales la atención que se merecen.

Pero para la mayoría de los músicos que raspan unos pocos dólares en sus
actuaciones en restaurante, bares y hoteles, es una quimera logar que
el señor Vistel los reciba y los atienda. Lo peor del caso es que su
secretaria las pocas veces que sale al teléfono, es para pelotearlos.

Claro que esto no ocurre con las agrupaciones subvencionadas que
interpretan música que sea de interés del Ministerio de Cultura como la
campesina o la de concierto, porque forman parte del patrimonio
musical cubano a pesar de la poca aceptación que tienen estas músicas en
el público.

Los músicos de las charangas, los conjuntos, septetos, tríos,
solistas, si quieren actuar tienen que agenciarse por sus medios los
instrumentos musicales, la ropa, el audio, pagar el hospedaje el
trasporte para el traslado de su instrumentos y equipos. Luego de cobrar
por las actuaciones, el director de la agrupación entrega en la
empresa musical el total del dinero y esta descuenta entre 30 y el 40
por ciento de ese dinero para ella, el resto se distribuye entre los
integrantes del grupo. Esto es una muestra del parasitismo de estas
empresas que viven del trabajo de los músicos.

A las agrupaciones de pequeños formatos, cuando logran un contrato para
actuar en cualquier instalación turística o de gastronomía del Poder
Popular, le pagan alrededor de 4 dólares. De ese mísero salario, le
hacen un descuento. Por eso, para poder subsistir, tan pronto terminan
de tocar, como mendigos, pasan el cepillo para recoger la propina que
les quieran dar los clientes. Aprovechan la ocasión para ofertar al
público CDs con la música que ellos interpretan. Es así que pueden
buscarse algún dinero.

Por la gran cantidad de agrupaciones musicales existentes en estos
momentos, resulta difícil encontrar contratos de trabajo. A esto se le
suma el servicio de música grabada que ofertan los DJs, que les hacen
una terrible competencia.

Cuando a duras penas los músicos logran firmar algún contrato, viene la
otra pesadilla: las empresas musicales tardan tres y cuatro meses para
pagarles sus salarios. Esto los obliga a pedir dinero prestado, meterse
en negocios ilegales y si tienen algún oficio, trabajar como albañil,
carpintero, electricista, o zapatero, hasta que les paguen o aparezca
otra contrata.

Como la situación de encontrar contrato en el interior del país se torna
cada día más difícil, esto da lugar a que músicos destacados y con gran
experiencia por los años que llevan en sus respectivas agrupaciones, al
verse sin trabajo, opten por emigrar en búsqueda de nuevos horizontes
que no encuentran en el lugar donde nacieron, crecieron y se
desarrollaron como músicos.

Para Cuba actualidad: ramsetgandhi@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/153-agaleria/4251-musicos-expoliados-y-mendigos.html

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