sábado, 9 de junio de 2012

El tiempo, lacayo de malas costumbres

Opinión

El tiempo, lacayo de malas costumbres
Raúl Rivero
Madrid 09-06-2012 - 11:30 am.

¿Qué han traído los anuncios de cambios en Cuba?

Un trabajador de Antillana de Acero. (AP, La Habana, junio de 2012)

El proceso de transformaciones anunciado por el Gobierno de Cuba hace
cinco años está paralizado y sus arquitectos tienen la mirada bovina
clavada en un espejo retrovisor. Para ellos, el presente y el porvenir
se acaban a media noche y la garantía de la mañana siguiente está en la
lotería de un pozo de petróleo en el fondo del mar o en el poder de los
chamanes y curanderos para devolverle la salud a Hugo Chávez.

Lo que se anunció como una profunda y delicada intervención quirúrgica
para sacar de su agonía al socialismo real y apaciguar a la sociedad con
una nueva cuota de esperanza en la libreta de racionamiento, terminó con
un reparto de aspirinas que ha producido más pesimismo y decepción en
los grandes sectores de la sociedad y una leve mejoría en el nivel de
vida a una minoría.

La propaganda oficial y algunas medidas puntuales parecían indicar
(entre los ilusos) que el régimen comenzaba a dar pasos para acoplarse
al ritmo de sus viejos compañeros de Vietnam. La realidad mostró
enseguida que los encargados de hacer la operación no podían moverse en
un quirófano ganado por el marabú, la indolencia, la torpeza de la
gestión económica y por el miedo a que pudieran prosperar los negocios
privados y los cubanos salieran definitivamente del control del Estado.
El asunto viene a quedar en que algunos puedan convertir las ventanas de
sus casas en mostradores de productos como pan con dulce de guayaba y
otros abran, en patios o portalones, unas fondas pobres y bajo sospecha.

La liberación no es total porque ya comenzaron a funcionar los
sindicatos de cuentapropistas bajo la dirección de la Central de
Trabajadores de Cuba (CTC), un apéndice del Partido Comunista.

Suben los precios de los alimentos básicos; explotan escándalos de
corrupción; se van, poco a poco, los inversionistas extranjeros, los
cambios se pierden en las páginas de los panfletos y tienen espacios
abundantes las francachelas académicas, artísticas y literarias porque
el Gobierno ya no pretende ocultar la violencia y la represión.

La dictadura lo que quiere es que aquella realidad, con presos
políticos, golpizas a las Damas de Blanco, persecución a disidentes,
periodistas independientes y activistas de derechos humanos, pase a
formar parte de la costumbre de los hombres y mujeres civilizados del
mundo. Que se vea con naturalidad la vida de los cubanos sin libertad y
sin ilusión.

http://www.diariodecuba.com/internacional/11484-el-tiempo-lacayo-de-malas-costumbres

No hay comentarios:

Publicar un comentario